Presenta una cobertura perfecta y atractiva por el color del adobo natural. Al corte, se logran unas lonchas de color sonrosado, alternado con las vetas de grasa asimétrica. La combinación propia del ibérico de bellota criado en la dehesa, la intensidad del aroma va ampliándose desde la nariz, hasta el paso en boca y permanece nítida en el pos-gusto. Las notas aromáticas del adobo, la carne y el ahumado de leña de encina están bien integradas y se aprecian desde el corte.